El mundo de los videojuegos tiene las huellas de Prince of Persia por todos lados. Su influencia en el gaming es inescapable y se ha convertido en una de las franquicias más reconocidas de la historia. Ahora, tras más de 10 años de ausencia, Prince of Persia: The Lost Crown revive la saga tomando algo de todos esos juegos a los que inspiró.
Desarrollado por Ubisoft, The Lost Crown es un juego de acción y plataformas en lo que se conoce como “2.5D”, un videojuego con movimiento en dos dimensiones pero con espacios y animaciones tridimensionales. Lejos de la revolución de las tres dimensiones, la década pasada vio un resurgimiento de los juegos de plataformas en 2D y el nuevo Prince of Persia unifica muchos conceptos introducidos en los últimos años para sintetizar un juego con gusto clásico y moderno a la vez.
Es un metroidvania como Ori and The Blind Forest, es un soulslike como Hollow Knight, tiene puzzles que parecen salidos de Celeste y tiene mecánicas modernas muy similares a las de Metroid Dread. Pero eso es solo la base de The Lost Crown. Desde ahí, el juego adquiere identidad propia y con el correr de las horas te va a atrapando en una aventura gigante, llena de combates desafiantes, acertijos ingeniosos y una buena dosis de exploración.
Aun así, el combate es donde se presenta una de las grandes falencias de este videojuego. Los controles, tanto a la hora de entrar en combate como de moverse entre plataformas, son considerablemente toscos para la precisión que exigen los desafíos plataformeros y los contraataques. Esto representa una dificultad para acostumbrarse al gameplay pero no una falla drástica que impida el progreso. Es cuestión de agarrarle la mano e intentar todo las veces que haga falta.
En caso de que lo sientas necesario, explorar para mejorar tu contador de vida y obtener puntos de los enemigos para mejorar tus movimientos o la posibilidad de sumar nuevos, puede ser crucial para avanzar en el juego. Muchas de estas mejoras se encuentran detrás de desafíos de lógica y habilidad que requieren que leas el escenario y la acción para responder y resolver. Y la mayoría de estos son adictivos. Podés estar concentrado en avanzar con tu misión y de pronto perder una hora tratando de saltar entre pinches para obtener un cofre.
Para aquellos que les guste adentrarse en las historias, Prince of Persia: The Lost Crown no solo ofrece un punto de vista distinto al mundo de esta franquicia sino que además permite descubrir muchísimos detalles entre más explores el mapa. El cast de personajes es bastante grande y el trabajo de actuación de voz está muy bien realizado. El uso del concepto del “Tiempo”, un elemento que se ha hecho insignia de la franquicia, permite guardar giros en la trama que te mantienen enganchado a lo largo del viaje.
A nivel técnico, The Lost Crown no tiene nada que envidiar de otros 2.5D actuales y la presentación resalta una búsqueda estética muy específica y atractiva. Aun así, no puedo dejar de notar algunos errores a lo largo de mi experiencia como objetos invisibles que entorpecen el camino y problemas para que el juego se mantenga abierto al apagar la consola. De seguro estas fallas serán reparadas en subsecuentes actualizaciones.
Prince of Persia: The Lost Crown es una lección de cómo revitalizar una franquicia honrando sus orígenes y demostrando que la industria avanzó y las influencias pueden ser el punto de partida para construir algo nuevo. Son horas y horas de entretenimiento con un juego lleno de acción y descubrimiento, con opciones para jugar a tu manera y un mundo pensado a fondo. Con este videojuego, Ubisoft puso otra gema en la historia de una de las sagas más populares de la historia del gaming.